Como todo el mundo conoce, la escritura es un hito que marca la separación de la Prehistoria con la Historia. Como invento ha ido evolucionando con los años, tanto en soportes como en formas.
En ese sentido, el dibujo es el antecedente más primitivo de la escritura, centrándose en personas, animales u objetos cotidianos (pinturas rupestres). Otros antecedentes, ya más actuales, serían la pictografía, aparecida hace 50.000 años, y la ideografía, de hace 5.000 años en la antigua Mesopotamia.
La evolución de la escritura primitiva a la moderna se concibe de la siguiente forma. De esa primera escritura denominada protografía se pasa a la pictografía, que contempla la representación de cosas físicas del entorno de manera pictórica. Luego, como consecuencia de la pictografía aparecen el mitograma (representación gráfica de fábulas) y el ideograma (representación gráfica de nociones o conceptos). A raíz de esto se da a conocer el logograma, comprendiendo éste la representación gráfica de un discurso. A continuación, se produce un hecho evolutivo muy importante y destacable. Nos encontramos con la escritura jeroglífica. Es una escritura de signos sagrados que representaban visualmente conceptos difíciles de representar con grafías. El siguiente paso en la escala evolutiva de la escritura fue el fonograma, representando visualmente el sonido. Ya más actuales son la escritura silábica y la consonántica. Por último, llegando a nuestra escritura, aparece la alfabética, en la civilización griega.
Además, también han ido cambiando los soportes para la escritura, desde la piedra al hueso y a la madera natural. Sin olvidar, por supuesto, el paso tan importante que supuso imprimir en pergamino y más tarde en papel, como principal soporte de la escritura por antonomasia hasta la actualidad, a pesar de que en nuestros días se escribe más que nunca, con la diferencia de que la mayoría de ese texto escrito es virtual, mediante e-mail, SMS, chats y toda clase de redes sociales.
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